miércoles, 7 de agosto de 2019

Feminismo(s) y (los) psicoanálisis

En el suplemento de Página 12 de Psicología se produjo un debate sobre Psicoanálisis y feminismo en estos días. No sabemos si va a seguir o no.

El artículo de Elisa Ponieman, Psicoanálisis y feminismo la sexualidad femenina abordada desde la masculina, problematiza la noción de castración por el  resabio que contiene de masculino en la interpretación de la sexualidad femenina.

Nora Merlín y Sergio Zabalza responden en un artículo firmado por ambos, Un diálogo posible entre los feminismos y el psicoanálisis La sexualidad como producto del discurso o de su fracaso. Plantean sosteniendo sus argumentos en un tiempo de la enseñanza de Lacan, alrededor del seminario Aún. Justamente lo que enuncia el título es que hay dos formas de entender la sexualidad: la sexualidad es producto del discurso y pertenece al orden simbólico; o, la sexualidad es aquello que está más allá del discurso, es su falla y pertenece a lo real.

Algunas elementos de la discusión:

Los autores deslizan en el título un viraje del planteo. Ya no es psicoanálisis y feminismo, sino feminismos y psicoanálisis. El plural de feminismos parece plantear de antemano una  heterogeneidad no agrupable en el singular. No es así con respecto al psicoanálisis, donde sería posible establecer una homogeneidad mayor. Se trataría de una versión para establecer una jerarquía entre uno y otro.

El gesto teórico de Elisa Ponieman, parece ir hacia lugares revisables del psicoanálisis, frente a la postura de un psicoanálisis hegemonizado, donde hay errores que quedan a la vista a la luz del feminismo. No establece un campo diferenciado ni jerarquizado, pero que al ponerse en contacto se iluminan uno a otro y pueden modificarse.

La reacción de Nora Merlín y Sergio Zabalza descansa en la postura que hemos podido ver hace un tiempo en la respuesta de Joan Copyec a Judith Butler. En Apuntes sobre la diferencia sexual en el discurso analítico  planteamos la objeción de Joan Copyec a Judith Butler como desustancialización de la diferencia sexual. La diferencia sexual es real y no simbólica como plantea Judith Butler. Es la misma falla del lenguaje, de la razón, la falla sexual, es la imposibilidad del sentido.

Esa idea contrasta a Judith Butler para quien el sexo no es una substancia metafísica, sino una significación atada a los actos y producida performativamente. La diferencia sexual no es constante e invariable, y promueve la deconstrucción de la ficción del sexo. El sexo es algo que se hace y que se deshace. Sin querer la pareja ubica su psicoanálisis en uno de estos dos feminismos.

Asimismo, al establecer feminismos, toma posición respecto de ese debate sobre la conveniencia de la unidad o no del feminismo.

No será posible la indiferencia entre ambos campos. Tampoco, que uno esclarezca al otro anteponiendo sus supuestos. Será posible que, al acercar ambos, ambos campos teóricos se modifiquen. Abordajes teóricos de un psicoanálisis no patriarcal, y feminismos con argumentos psicoanalíticos. La historia tan transitada de más de doscientos años de feminismo y más de 120 de psicoanálisis no nos deja lugar a los olvidos de supuestos teóricos e históricos que no pueden dejar de tomarse en cuenta, aún en una pequeña discusión.






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