martes, 27 de septiembre de 2016

“Diferentes pero iguales” o “desiguales pero distintos”

Taller de estudios decoloniales de Junín
Reunión del 1 de octubre de 2016, 19 hs, en Gea libros, Junín
“Diferentes pero iguales” o “desiguales pero distintos”
Dar con una mano lo que se saca con otra. “cultura” o pueblos. Relativismo cultural, interculturalidad y pluralismo histórico. Mestizajes, blanquecimiento o ennegrecimiento. Feminismo y colonialidad. Activismos feministas eurocentrados, patriarcalismo universal, patriarcalismo preintrusión de baja intensidad.
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La segunda lectura de La crítica de la colonialidad en ocho ensayos Y una antropología por demanda de Rita Segato. Prometeo libro Buenos Aires 2015 nos lleva al  Género y colonialidad: del patriarcado comunitario de baja intensidad al patriarcado colonial moderno de alta intensidad abre con dos preguntas:
¿Por dónde se abren las brechas que avanzan, hoy, desarticulando la colonialidad del poder, y cómo hablar de ellas?
¿Qué papel tienen las relaciones de género en este proceso?
Dos preguntas que no parecen formar parte del mismo orden salvo por la observación que realiza la autora  acerca de que el cruce  entre colonialidad y patriarcado se deriva de que el patriarcado colonial moderno y la colonialidad de género, se plantean en el contexto general de las autonomías, dicho en plural y abarcando colonialidad y patriarcado. Dirá que sus “inserciones” y participaciones en el feminismo y la lucha indígena le han permitido percibir  cómo las relaciones de género se ven modificadas por el colonialismo, la episteme de la colonialidad cristalizada y reproducida permanentemente por la matriz estatal republicana.
Se detiene en el feminicidio planteándolo como el síntoma de la barbarie del género moderno. Datos de El Salvador, México, Congo, Ruanda, Honduras donde los asesinatos de mujeres, duplican, triplican y cuadriplican a los de los hombres y donde de las mutilaciones,  violencia y el ensañamiento que se expande produce escozor y  horror. Dirá “La rapiña que se desata sobre lo femenino se manifiesta tanto en formas de destrucción corporal sin precedentes como en las formas de tráfico y comercialización de lo que estos cuerpos puedan ofrecer, hasta el último límite. La ocupación depredadora de los cuerpos femeninos o feminizados se practica como nunca antes y, en esta etapa apocalíptica de la humanidad, es expoliadora hasta dejar solo restos.” (RS;2015;71-72)
Presenta la oposición de cierto despliegue jurídico desde la Conferencia Mundial  sobre Derechos Humanos de 1993, como derechos humanos de las mujeres y el genocidio de género.
La autora plantea que en Brasil a partir de un proyecto de ley en defensa de los niños y niñas propuesto por el frente evangélico parlamentario, produjo cierta discusión. El proyecto, dice, propone la supervisión  y la vigilancia por agentes misioneros y de la seguridad pública, redoblando su capacidad interventora de la aldea.  La aldea pierde así su privacidad y se vuelve transparente al ojo estatal. “Una vez más en el mundo colonial, la pretendida salvación de los niños es la coartada fundamental de las fuerzas que pretender intervenir en los pueblos mediante la acusación de que someten a su propia infancia a maltrato” (RS;2015;72)
De igual modo la ley contra la violencia doméstica en Brasil presenta el siguiente dilema:
Pues, ¿cómo sería posible llevar el recurso de los derechos estatales sin proponer la progresiva dependencia de un Estado permanentemente colonizador  cuyo proyecto histórico no puede coincidir con el proyecto de las autonomías y de la restauración del tejido comunitario? Es contradictorio afirmar el derecho a la autonomía, y simultáneamente afirmar que el Estado produce las leyes que defenderán a los que se ven perjudicados dentro de esas propias autonomías. (RS;2015;73)
Segato afirma que: “en esa tarea, es que el Estado entrega aquí con una mano lo que ya retiró con la otra: entrega una ley que defiende a las mujeres de la violencia a que están expuestas porque ya rompió las instituciones  tradicionales, y la trama comunitaria que las protegía” (RS;2015;73)
El polo modernizador estatal de la república, heredera directa de la administración ultramarina, permanentemente colonizador e intervencionista, debilita las autonomías, irrumpe en la vida institucional, rasga el tejido comunitario, genera dependencia, y ofrece con una mano la modernidad del discurso crítico igualitario, mientras con la otra ya introdujo los preceptos del individualismo y la modernidad instrumental de la razón liberal y capitalista, conjuntamente con el racismo que somete a los hombres no blancos al estrés  y a la emasculación”. (RS;2015;73-74)
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Modelos sobre la cultura puestos en discusión
La autora plantea la limitación del modelo del relativismo cultural para resolver el problema que surge del discurso universal  los derechos humanos de las Naciones Unidas versus las autonomías locales de la aldea. “Es preciso abandonar argumentos relativistas y del derecho a la diferencia y substituirlos por un argumento  que se apoye  en lo que sugerí definir como pluralismo histórico. Los sujetos  colectivos de esa pluralidad de historias son los pueblos, como autonomía deliberativa  para producir  su proceso  histórico, aun cuando estén en contacto, como siempre ha sido, con la experiencia y los procesos de otros pueblos.” (RS;2015;75)
Pero además critica también el modelo de la interculturalidad. “la permanencia de un pueblo no depende de la repetición de sus prácticas, ni de la inmovilidad de sus ideas. Soltamos así las amarras que sustentan la identidad, sin dispensarla, pero refiriéndola a la noción de pueblo, como vector histórico, como agente colectivo de un proyecto histórico, que se percibe viniendo de un pasado común y construyendo un futuro también  común, a través de una trama interna que no dispensa  el conflicto de intereses y el antagonismo de las sensibilidades  éticas y posturas políticas, pero que comparte una historia. Esta perspectiva nos conduce a substituir  la expresión “una cultura” por la expresión “un pueblo”, sujeto vivo de una historia, en medio a articulaciones e intercambios que, más que una interculturalidad, diseña una inter-historicidad”. (RS;2015;75)
El pluralismo histórico lo entenderá como una variante no culturalista del relativismo, inmune a tendencias del culturalismo. “Más que un horizonte fijo de cultura, cada pueblo trama su historia por el camino del debate y la deliberación interna, cavando en las brechas de inconsistencias de su propio discurso cultural, haciendo rendir sus contradicciones y eligiendo entre alternativas que ya se encuentran  presentes y que son activadas por la circulación de ideas provenientes del mundo circundante, en interacción y dentro del universo de la nación, definida como una alianza entre pueblos” (RS;2015;77)
El modelo de Segato
Pueblo sujeto de la historia                        |                 cultura
Pluralismo histórico                                       |                 relativismo cultural
Interhistoricidad                                             |                 interculturalidad
La autora plantea que la presencia del patrón de la colonialidad, producto de la colonización europea y profundizado en el orden moderno impuesto por las repúblicas, ha dejado un orden jerarquizado de matriz colonial, una episteme entendida como colonialidad del poder, la raza como clasificador y una historia de las relaciones de género. Dirá que la expansión de los tentáculos del estado  modernizador en el interior de las naciones, entrando con sus instituciones con una mano y con el mercado en la otra, desarticulando, rasgando el tejido comunitario, llevando el caos e introduciendo un desorden profundo en todas las estructuras que existían en el propio cosmos. Uno de estos es el patriarcado. Dira: “una de las distorsiones que acompaña este proceso es el agravamiento e intensificación de las jerarquías que formaban parte del orden comunitario preintrusión (RS;2015;78)
La autora habla de un orden preintrusión y de la colonialidad modernidad y considera al primero como un pliegue fragmentario y que logró mantener algunas cosas de una manera indiferenciada. No considera a este orden premoderno, lo que le valdría volverse hacia la modernidad. Este mundo alcanzado por la colonialidad modernidad ha exacerbado el orden que ahí residía modificando las relaciones de castas, de estatus de género, etc. Plantea un “entremundos, porque lo único que realmente existe son situaciones intermediarias, interfaces, transiciones, entre la realidad estatal y el mundo aldea, entre el orden colonial moderno y el orden preintrusión”. Un entremundo a veces, conservador y, a veces, progresista. La aldea es penetrada por la modernidad instrumental del mercado y la cooptación de liderazgos por el sistema democrático; o por el contrario por valores igualitarios que permitirían beneficios en la aldea.
El estado tendría un papel de restituir  a los pueblos su fuero íntimo y la trama de su historia, expropiada  por el proceso colonial y por el orden de la colonialidad modernidad, promoviendo  al mismo tiempo la circulación  del discurso igualitario de la modernidad en la vida comunitaria.
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Mestizaje: blanqueamiento o ennegrecimiento
Entremundos de la sangre relativos al mestizaje. El blanqueamiento lo considera como el secuestro de la sangre no blanca en la blancura y su cooptación en el proceso de dilución sucesiva del rastro del negro y del indio en el mundo criollo blanqueado del continente.
Por el contrario, el ennegrecimiento, el aporte de la sangre blanca a la sangre no blanca en el proceso de reconstrucción del mundo indígena y afro-descendiente-
“el segundo proyecto, comienza a reformularse el mestizaje, como la navegación de la sangre no blanca, durante siglos de clandestinidad, cortando por dentro y a través de la sangre blanca, hasta resurgir en el presente de su prolongado ocultamiento en el proceso amplio de reemergencia de los pueblos que el continente testimonio.” (RS;2015;80)   El mestizo trae al indio.
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Feminismos y colonialidad
La autora va a hacer una lectura de la interface entre el mundo preintrusión y el mundo colonialidad modernidad, a partir del sistema de géneros.
Esta temática le permite desplegar la discusión actual dentro del pensamiento feminista. Identifica tres posiciones. La primera, el feminismo eurocentrado, supone la universalidad del patriarcado, y la posibilidad de ampliar la conquista de derechos alcanzados a las mujeres no blancas e indias. Oyeronke Oyewumi y María  Lugones sostienen la inexistencia del género en el mundo precolonial.
La tercera posición muestra la existencia de nomenclaturas de género en las sociedades tribales y afro-americanas. Identifica ahí organización patriarcal aunque diferente al del género occidental y que podría describirse como patriarcado de baja intensidad.
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Dualidad en el mundo de la aldea
La autora va a plantear un patriarcado de alta intensidad y un patriarcado de baja intensidad. Toma relieve la diferencia entre el espacio público y doméstico en el mundo modernidad colonialidad y el mundo de las aldeas, para la asignaciones de roles y funciones entre los géneros y los desequilibrios que se dan entre ambos.
En el párrafo que sigue presenta dos ejemplos donde si bien hay un mundo compartimentalizado y dual de hombres y mujeres, de espacio público y doméstico, hay pasajes de uno al otro, donde la politicidad no es exclusivo de un solo espacio. El género está reglado dirá que constituye una dualidad jerárquica, que aunque desigual, ambas tienen plenitud ontológica y política.
Si bien el espacio público del mundo de la aldea de un gran número de pueblos amazónicos y chaqueños existen restricciones precisas a la participación y alocución femenina y es reservada a los hombres la prerrogativa de deliberar, estos hombres, como es bien sabido, interrumpen al atardecer el parlamento en el ágora tribal, en muchos casos muy ritualizado, sin llegar a conclusión alguna, para realizar una consulta por la noche en el espacio doméstico. Solo se reanudará el parlamento al día siguiente, con el subsidio del mundo de las mujeres, que solo habla en la casa. Caso esta consulta no ocurra, la penalidad será intensa para los hombres. Estos es habitual y ocurre en un mundo claramente compartimentalizado donde, si bien hay un espacio público y un espacio doméstico, la política, como conjunto de deliberaciones que llevan a las decisiones que afectan la vida colectiva, atraviesa los dos espacios. En el mundo andino, la autoridad de los mallkus, aunque su ordenamiento interno sea jerárquico, es siempre dual, involucrando una cabeza masculina y una cabeza femenina, y todas las deliberaciones comunitarias son acompañadas por las mujeres, sentadas al lado de sus esposos o agrupadas fuera del recinto donde ocurren, y ellas hacen llegar las señales de aprobación o desaprobación al curso del debate. Si es así, no existe el monopolio de la política por el espacio público y sus actividades, como en el mundo colonial moderno. Al contrario, el espacio domestico es dotado de politicidad, por ser de una consulta obligatoria y porque en él se articula el grupo corporativo de las mujeres como frente político. (RS;2015;89)
Binarismo  del patrón colonial moderno
Dirá que cualquier elemento para alcanzar plenitud ontológica deberá ser ecualizado, conmensurabilizado a partir de una grilla de referencia o equivalente universal. La otredad dejará de constituir un problema al tamizarse por la grilla ecualizadora, neutralizadora de particularidades, de idiosincrasias. “el otro-indio, el otro-no-blanco, la mujer, a menos que depurados de su diferencia o exhibiendo una diferencia conmensurabilizada en términos de identidad reconocible dentro del patrón global, no se adaptan con precisión a este ambiente neutro, aséptico, del equivalente universal, es decir de lo que puede ser generalizado y atribuido de valor e interés universal. Solo adquieren  politicidad  y son dotados  de capacidad política, en el mundo de la modernidad, los sujetos-individuales y colectivos- y cuestiones que puedan, de alguna forma, procesarse, reconvertirse, transportarse y reformular sus problemas de forma en que puedan  ser enunciados en términos universales, en el espacio neutro de sujeto republicano, donde supuestamente habla el sujeto ciudadano universal. Todo lo que no pueda convertirse o conmensurabilizarse es resto (RS;2015;89).
El dualismo se convierte en una variante de lo múltiple, el binarismo construye el mundo de lo uno. En el mundo de lo múltiple no hay necesidad de reducir al mundo de la grilla universal, ni de expulsar un resto.
               “Con la transformación del dualismo, como variante de lo múltiplo, en binarismo del Uno –universal, canónico, neutral – y su otro –resto, sobra, anomalía, margen- pasan a clausurarse los tránsitos, la disponibilidad para la circulación entre las posiciones, que pasan a ser todas colonizadas por la lógica binaria. El género enyesa, a la manera occidental, en la matriz heterosexual, y pasan a ser necesarios los Derechos de protección contra la homofobia y las políticas de promoción de la igualdad y la libertad sexual, como el matrimonio entre hombres o entre mujeres, prohibido en la colonial modernidad y aceptado en una amplia diversidad de pueblos indígenas del continente. Las presiones que impuso el colonizador sobre las diversas formas de la sexualidad  que encontró en el incanato han sido relevadas por Giuseppe Campuzano en crónicas y documentos del siglo XVI y XVII. En ellas se constata la presión ejercida por las normas y las amenazas punitivas introducidas para capturar las prácticas en la matriz heterosexual binaria del conquistador, que impone nociones de pecado al mundo aquí encontrado y propaga su mirada pornográfica. (RS;2015;94)
Constata la caída de la esfera doméstica del mundo de lo múltiple al mundo de lo binario produciendo un derrumbamiento de cierta plenitud ontológica al lugar del resto o sobra.
Por último, plantea volver a la mirada de la multiplicidad y la ruptura del imperativo de la conmensurabilidad, de lo uno. Plantea que cuando se pretende la universalización de la ciudadanía, y el igualitarismo de los géneros, dirá que lo que se remedia es un mal de la modernidad. La modernidad pone con una mano lo que sacó con otra. Dirá que “a diferencia del “diferente pero iguales” de la fórmula del activismo moderno, el mundo indígena se orienta por la fórmula, difícil para nosotros de acceder, de “desiguales pero distintos”. Es decir, realmente múltiplos, porque el otro, distinto, y aún inferior, no representa un problema a ser resuelto” (RS;2015;96)

Mundo de la aldea                                                       mundo colonialidad modernidad
Dualismo                                                                        binarismo
Múltiple                                                                          uno y resto
Desiguales pero distintos                                           diferentes pero iguales

domingo, 11 de septiembre de 2016

Psicoanálisis textual, blog de Patricia Polari

Publicamos la dirección del blog de Patricia Polari, que contiene una cuidada presentación de libros de psicoanálisis, literatura y otros, y reseñas que invitan a su lectura.

.txt psicoanálisis textual.


http://patriciapolari.blogspot.com.ar/