jueves, 5 de octubre de 2017

Política Rodolfo Alvarez

Política Libro de poesía de Rodolfo Álvarez


El libro editado por Ediciones del colectivo volador de Junín se llama “Política” y recoge nuevos poemas del autor junto a una recorrida por poemas extraídos de obras anteriores. 
Rodolfo A. Álvarez (Junín 1957) tiene una larga trayectoria nacional en la poesía. Ha publicado más de 25 títulos de poesía en editoriales de Junín, Capital Federal, Rosario y Córdoba. Entre sus últimos trabajos editados se pueden citar “Soles tranquilos y otros poemas pequeños” (2009), “Escrito en el desierto” (2011), “Jarawaciones baby” (2012), “Así sucede” (2014), “Ciudad” (2015, con la diagramación e ilustración de la artista Romina Paesani) y “Ternura ante la muerte” (2016).




Presentación del libro. Por Luciano Celis

Una antiquísima sentencia de Homero reza “los dioses tejen desdichas para que a las futuras generaciones no les falte que cantar”… saquemos a los dioses de este escenario y asociemos la praxis poética antigua con la praxis política que reclamaba Marx “la opresión real debe tornarse más opresiva al sumarle la conciencia de la opresión”, tendremos así una estética que partiendo de los males que aquejan a la sociedad, las expone, las denuncia, se torna ella misma beligerante. Incluso si dejamos de lado la idea de una poesía comprometida, fuertemente ligada a una política
revolucionaria tal como se presentara a lo largo de todo el siglo XX, no podemos dejar de observar que la poesía siempre ha sido una herramienta critica; una poderosa voz que ha mostrado la barbarie de la civilización, sus trampas morales, políticas o lingüísticas. ¿Qué poeta no ha denunciado los males que aquejan nuestro mundo? ¿Qué poeta no ha intentado poner voz a los traumas que ha dejado la marea civilizatoria? ¿Qué poeta no ha arriesgado el pellejo denunciando a genocidas, tiranos y a otros tantos hijos de puta?
Si existe una especificidad de lo poético, una especie de fuerza inmanente a la praxis poética, es la rebeldía, el inconformismo ante los hechos del mundo, ante los sistemas opresivos (morales, políticos, lingüísticos) que moldean a los hombres y los transforman en idiotas útiles.
Esta opresión no solo se relaciona con las condiciones materiales de existencia de los hombres, con las instituciones moldeadoras de la subjetividad, también con la tiranía del lenguaje, o mejor dicho, de la lengua que no es dada y sobre la cual no podemos optar. Lengua Oficial,
Nacional, Lengua del Conquistador, del Genocida, del Tecnócrata. Todas representan el poder que recae sobre los subalternos, lenguas que nos dicen cómo pensar correctamente, cómo evaluar, cómo dominar la naturaleza y a los hombres, cómo censurar, cómo dividir, cómo olvidar, cómo exterminar, incluso cómo olvidar (hacerse los boludos).
Tarea ciclópea la del poeta que debe desembarazarse del lenguaje fascista que hereda y que lo ata al mundo, al “peor de los mundos”. Tarea noble y genuinamente humana cuando denuncia los males que aquejan a la sociedad, cuando muestra las trampas del sistema y del lenguaje (son las mismas cosas), cuando otorga voz a los oprimidos, a los subalternos que no pueden sortear el mutismo que les
genera una lengua prestada, una lengua de Otro. Ante la amenaza de la poesía, el sistema político activa sus mecanismos de defensa, mecanismos lingüísticos. Censura, prohíbe, regula y normativiza los usos del lenguaje. Desarme de la poesía, desactivación de los fulminantes, imposición de la paz social en el campo literario, mantenimiento del status quo, silencio forzado del poeta a partir de la domesticación de su verba, farmacopea poética. Alguna vez un Adorno lucidísimo pero tremendamente desencantado con la cultura occidental y cristiana sostuvo
“Como escribir poesía después de Auschwitz”. No se piense en esta frase como un apotegma en contra de la poesía, o de las utopías, sino más bien como una reflexión acerca del
imperialismo lingüístico que en su fase instrumental lo ha devorado todo. Todo el mundo ha caído bajo las garras del lenguaje técnico que matematiza, calcula, deshumaniza al
hombre y desencanta a la naturaleza. Este lenguaje y su lógica terminarían por naturalizar el horror.
Tarea titánica la del poeta que le da pelea al lenguaje instrumental, ese mismo que en nuestras pampas inventó palabras de muerte y que impuso silencio a millones de argentinos ante la masacre de poetas, militantes y obreros. Lenguaje facho que acecha nuestras vidas. Ante este lenguaje cotidiano (o fascismo cotidiano como rezaba una película de Mikhail Romm) el poeta se apresta desmontar, desnaturalizar, para liberarse de sus redes; para no advertir a los incautos acerca de su mortal peligro. Este lenguaje que la poesía se apresta a combatir sale de las redes del poder capitalista en su fase hipertecnologica… lenguaje del poder que termina naturalizado en las charlas que doña Irma mantiene con el carnicero, o la del taxista con su ocasional pasajero, en las mediocres intervenciones de Del Moro ante sus panelistas, o en spots de campaña que rezan “ni ayer Ni ayer, ni mañana: hoy”.
Este lenguaje y praxis de la vulgaridad, del conformismo y de la desmemoria es el que nos torna indiferente ante la opresión del sistema. Por suerte libros como “Política” de Rodolfo nos muestran
esos límites del lenguaje, esas trampas del sistema, denuncian a los carceleros de la humanidad. Maravilloso y necesario ejercicio de memoria que permite recuperar figuras insignes de la resistencia (política, moral, poética) de nuestro país.

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