jueves, 22 de octubre de 2009

A propósito de la presentación de Sandra Pintos

Cierta lectura de la época impone que distintos juegos de lenguajes, distintos discursos se enuncian y ordenan prácticas y sentidos. Se plantea una desconexión. Un nuevo acontecimiento, reordena un sentido y en consecuencia, una nueva distribución de los valores. Dicho lo anterior parece imposible pensar el consenso, una mirada común, abandonada precisamente por esta forma cultural.

Sin embargo, no cesa de hablarse en ese sentido. Hay cierta insistencia en reimponer un orden de sentido, de sentido común, un sentido naturalizado. A pesar de esto, es cada vez más fuerte que el antagonismo es la forma de cultura y el modo como se aborda, través de la disputa en nuestra época, dar cuenta de la actualidad.
La actualidad, se presenta como aquello que debe abordarse. La filosofía ha planteado que es su asunto desde Kant, para acá. Hay que atreverse a pensar la realidad, más allá de que no sea posible conocer. El psicoanálisis se presenta como una practica sobre la actualidad del sujeto, como se está ocupando de sí.

La multiplicidad de la experiencia subjetiva, tal como se plantea en la practica psicoanalítica, su dispersión, la imposibilidad de que tal particularidad y singularidad se puedan reabsorber en generalizaciones, y la necesidad de generalizar, encuadrar teóricamente la práctica, que la práctica del psicoanálisis, sea una práctica que transcurre entre la facticidad sin teoría o en una teoría sin práctica. Entre Escila y Caribdis. Entre la impotencia de la teoría y la fuerza ciega de los hechos.

La experiencia artística no tiene nada que ver con lo anterior. Muestra, no siempre representa una realidad, a veces, expresa, captura una experiencia del autor, no siempre significa un espejo del mismo, en ocasiones requiere del momento del publico para alcanzar significación.

La obra de Sandra Pintos colgada en la sala de espera de los consultorios. Ver sin explicar. La obra de Sandra se presenta a la vez congelada y desafiante. La identidad, la imagen, el cuerpo, el espacio interior, sus huellas, marcas y manchas, las pestilencias, los demonios, el infierno, la pasión, el delirio desafían, provocan y muestran. La identidad sugerida, un velador, una cama un espejo, los zapatos, un gatito huellas de una presencia insinuada e insistente. La identidad troquelada, el sentimiento de sí como de código de barra. El delirio violento y desalmado. Rostros que no ven. La identidad de imágenes en los espejos con manchas.

Jorge Alonso

1 comentario:

  1. Apuesta fuerte e inusual. Mostrar allí donde la mirada se desvía de la mirada. Sandra se muestra a través ...¿qué producirá eso en quienes detienen la mirada en sus marcas?

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