martes, 20 de octubre de 2009

La lengua de Sandra

El escritor platense Gabriel Bàñez abre una novela con esta inquietante frase= "escribir es no poder hablar", es decir que plantea el arte como imposibilidad del lenguaje. pero en realidad en esa frase fantàsticamente sintètica y a mi entender verdadera, se encierra otro significado mayor= el lenguaje de la escritura (y por extensiòn el de la poesìa, el de la pintura, el del arte en general) NO es el lenguaje hablado, no es el lenguaje con que nos comunicamos todos los dìas. El lenguaje del arte es otro lenguaje, en realidad es un lenguaje increado que se està haciendo segùn cada autor, en un continuun perpetuo que solo cesarà con la cesaciòn de la vida de cada autor. Es otra cosa en realidad, no es un lenguaje en strictu sensu, sino que bien podemos definirlo como una lengua en creaciòn, mutable, cambiable, suceptible de ser contaminada por el lenguaje hablado (y deberìamos decir mejor en plural por los lenguajes hablados) y por otras lenguas artìsticas, pero sin dejar de ser siempre originalidad absoluta, lengua ùnica, verdad en sì y a la vez verdad inacabada.

La lengua que pinta y dibuja en y desde Sandra Pintos (que ya desde su apellido quedò definida en los lenguajes del apellido) es de una autenticidad absoluta, es una lengua ùnica e irrepetible, una lengua artìstica que ha ido creciendo, mutando, agigantàndose con el tiempo y el trabajo constante, pero que no ha perdido esa unicidad, sino que al transformarse, abrirse a temas, miradas y pulsaciones contaminantes del afuera, se ha ido expandiendo para llegar hoy a ser una lengua reconocible para los que suelen interesarse por los caminos artìsticos de lo contemporàneo. Hace exactamente 20 años en el Diario Democracia de Junìn, en un artìculo que repasaba el movimiento plàstico en la ciudad decìa yo que Sandra Pintos era en sus cuadros la personalidad dominante del panorama. Han pasado 20 años y aquella afirmación se agiganta

Renè Magritte dijo alguna vez = "Es terrible ver a lo que se expone uno cuando pinta una imàgen inocente." Es que en cada làgrima, frustaciòn, gozo, escabrosa o vivaz alegrìa siempre està la mirada inocente dibujando-pintando, argumentando desde allì su pulsaciòn de la realidad que es una pero que en la intervenciòn de la mano de Sandra ya es otra ademàs. La artista VE la realidad y la rehace permanentemente, la traslada en seres y miradas que a la vez interrogan la realidad de la poquedad diaria, asì, en ese extremo, la pintura de Sandra, tràgica y tensa, como la definiera el Poni Michàrvegas, es tambièn del orden de lo maravilloso, digo èsto en el sentido de aquello que està en lo real pero que con un pase de magia artìstica (y mucho trabajo por cierto) sin dejar de estar en lo real està ademàs en otro lugar, en otro significante que transfigura el sentido y el significado liso que creemos entender. Despuès de todo habrìa que preguntarse ante las obras de Sandra (como frente a la poesìa verdadera)= ¿Se trata de entender o de ser conmovidos por una cosmovisiòn, una lengua ùnica y creciente que se muestra a nosotros en sus logros y miradas? -La respuesta siempre es simple aunque la lengua-arte sea compleja= se trata de ser conmovidos y ligar en nosotros, reconocer en nosotros, emocionar en nosotros, algo de lo que la artista nos plantea desde todos sus cuadros. Y, si de eso se trata, sòlo sè que el arte de Sandra Pintos lo logra en demasìa.


Rodolfo A Àlvarez, 30/9/2009

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