Taller de estudios
decoloniales de Junín
Reunión del 1 de
octubre de 2016, 19 hs, en Gea libros, Junín
“Diferentes pero
iguales” o “desiguales pero distintos”
Dar con una mano lo que se saca
con otra. “cultura” o pueblos. Relativismo cultural, interculturalidad y
pluralismo histórico. Mestizajes, blanquecimiento o ennegrecimiento. Feminismo
y colonialidad. Activismos feministas eurocentrados, patriarcalismo universal,
patriarcalismo preintrusión de baja intensidad.
1
La segunda lectura de La crítica
de la colonialidad en ocho ensayos Y una antropología por demanda de Rita
Segato. Prometeo libro Buenos Aires 2015 nos lleva al Género y
colonialidad: del patriarcado comunitario de baja intensidad al patriarcado
colonial moderno de alta intensidad abre con dos preguntas:
¿Por dónde se
abren las brechas que avanzan, hoy, desarticulando la colonialidad del poder, y
cómo hablar de ellas?
¿Qué papel
tienen las relaciones de género en este proceso?
Dos preguntas que no parecen
formar parte del mismo orden salvo por la observación que realiza la
autora acerca de que el cruce entre colonialidad y patriarcado se deriva de
que el patriarcado colonial moderno y la colonialidad de género, se plantean en
el contexto general de las autonomías, dicho en plural y abarcando colonialidad
y patriarcado. Dirá que sus “inserciones” y participaciones en el feminismo y la
lucha indígena le han permitido percibir
cómo las relaciones de género se ven modificadas por el colonialismo, la
episteme de la colonialidad cristalizada y reproducida permanentemente por la
matriz estatal republicana.
Se detiene en el feminicidio planteándolo
como el síntoma de la barbarie del género moderno. Datos de El Salvador,
México, Congo, Ruanda, Honduras donde los asesinatos de mujeres, duplican,
triplican y cuadriplican a los de los hombres y donde de las mutilaciones, violencia y el ensañamiento que se expande
produce escozor y horror. Dirá “La
rapiña que se desata sobre lo femenino se manifiesta tanto en formas de
destrucción corporal sin precedentes como en las formas de tráfico y
comercialización de lo que estos cuerpos puedan ofrecer, hasta el último
límite. La ocupación depredadora de los cuerpos femeninos o feminizados se
practica como nunca antes y, en esta etapa apocalíptica de la humanidad, es
expoliadora hasta dejar solo restos.” (RS;2015;71-72)
Presenta la oposición de cierto
despliegue jurídico desde la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de 1993, como derechos
humanos de las mujeres y el genocidio de género.
La autora plantea que en Brasil a
partir de un proyecto de ley en defensa de los niños y niñas propuesto por el
frente evangélico parlamentario, produjo cierta discusión. El proyecto, dice,
propone la supervisión y la vigilancia
por agentes misioneros y de la seguridad pública, redoblando su capacidad
interventora de la aldea. La aldea
pierde así su privacidad y se vuelve transparente al ojo estatal. “Una vez más
en el mundo colonial, la pretendida salvación de los niños es la coartada
fundamental de las fuerzas que pretender intervenir en los pueblos mediante la
acusación de que someten a su propia infancia a maltrato” (RS;2015;72)
De igual modo la ley contra la
violencia doméstica en Brasil presenta el siguiente dilema:
Pues, ¿cómo
sería posible llevar el recurso de los derechos estatales sin proponer la
progresiva dependencia de un Estado permanentemente colonizador cuyo proyecto histórico no puede coincidir
con el proyecto de las autonomías y de la restauración del tejido comunitario?
Es contradictorio afirmar el derecho a la autonomía, y simultáneamente afirmar
que el Estado produce las leyes que defenderán a los que se ven perjudicados
dentro de esas propias autonomías. (RS;2015;73)
Segato afirma que: “en esa tarea,
es que el Estado entrega aquí con una mano lo que ya retiró con la otra:
entrega una ley que defiende a las mujeres de la violencia a que están expuestas
porque ya rompió las instituciones
tradicionales, y la trama comunitaria que las protegía” (RS;2015;73)
El polo
modernizador estatal de la república, heredera directa de la administración
ultramarina, permanentemente colonizador e intervencionista, debilita las
autonomías, irrumpe en la vida institucional, rasga el tejido comunitario,
genera dependencia, y ofrece con una mano la modernidad del discurso crítico
igualitario, mientras con la otra ya introdujo los preceptos del individualismo
y la modernidad instrumental de la razón liberal y capitalista, conjuntamente
con el racismo que somete a los hombres no blancos al estrés y a la emasculación”. (RS;2015;73-74)
2
Modelos sobre la cultura puestos en discusión
La autora plantea la limitación
del modelo del relativismo cultural
para resolver el problema que surge del discurso universal los derechos humanos de las Naciones Unidas
versus las autonomías locales de la aldea. “Es preciso abandonar argumentos
relativistas y del derecho a la diferencia y substituirlos por un argumento que se apoye
en lo que sugerí definir como pluralismo histórico. Los sujetos colectivos de esa pluralidad de historias son
los pueblos, como autonomía deliberativa
para producir su proceso histórico, aun cuando estén en contacto, como
siempre ha sido, con la experiencia y los procesos de otros pueblos.”
(RS;2015;75)
Pero además critica también el modelo de la interculturalidad. “la
permanencia de un pueblo no depende de la repetición de sus prácticas, ni de la
inmovilidad de sus ideas. Soltamos así las amarras que sustentan la identidad,
sin dispensarla, pero refiriéndola a la noción de pueblo, como vector
histórico, como agente colectivo de un proyecto histórico, que se percibe
viniendo de un pasado común y construyendo un futuro también común, a través de una trama interna que no
dispensa el conflicto de intereses y el
antagonismo de las sensibilidades éticas
y posturas políticas, pero que comparte una historia. Esta perspectiva nos
conduce a substituir la expresión “una
cultura” por la expresión “un pueblo”, sujeto vivo de una historia, en medio a
articulaciones e intercambios que, más que una interculturalidad, diseña una
inter-historicidad”. (RS;2015;75)
El pluralismo histórico lo entenderá como una variante no culturalista
del relativismo, inmune a tendencias del culturalismo. “Más que un horizonte
fijo de cultura, cada pueblo trama su historia por el camino del debate y la
deliberación interna, cavando en las brechas de inconsistencias de su propio
discurso cultural, haciendo rendir sus contradicciones y eligiendo entre
alternativas que ya se encuentran presentes
y que son activadas por la circulación de ideas provenientes del mundo
circundante, en interacción y dentro del universo de la nación, definida como
una alianza entre pueblos” (RS;2015;77)
El modelo de Segato
Pueblo
sujeto de la historia | cultura
Pluralismo
histórico | relativismo cultural
Interhistoricidad | interculturalidad
La autora plantea que la
presencia del patrón de la colonialidad, producto de la colonización europea y
profundizado en el orden moderno impuesto por las repúblicas, ha dejado un
orden jerarquizado de matriz colonial, una episteme entendida como colonialidad
del poder, la raza como clasificador y una historia de las relaciones de
género. Dirá que la expansión de los tentáculos del estado modernizador en el interior de las naciones,
entrando con sus instituciones con una mano y con el mercado en la otra,
desarticulando, rasgando el tejido comunitario, llevando el caos e
introduciendo un desorden profundo en todas las estructuras que existían en el
propio cosmos. Uno de estos es el patriarcado. Dira: “una de las distorsiones
que acompaña este proceso es el agravamiento e intensificación de las
jerarquías que formaban parte del orden comunitario preintrusión (RS;2015;78)
La autora habla de un orden
preintrusión y de la colonialidad modernidad y considera al primero como un
pliegue fragmentario y que logró mantener algunas cosas de una manera
indiferenciada. No considera a este orden premoderno, lo que le valdría
volverse hacia la modernidad. Este mundo alcanzado por la colonialidad
modernidad ha exacerbado el orden que ahí residía modificando las relaciones de
castas, de estatus de género, etc. Plantea un “entremundos, porque lo único que
realmente existe son situaciones intermediarias, interfaces, transiciones,
entre la realidad estatal y el mundo aldea, entre el orden colonial moderno y
el orden preintrusión”. Un entremundo a veces, conservador y, a veces,
progresista. La aldea es penetrada por la modernidad instrumental del mercado y
la cooptación de liderazgos por el sistema democrático; o por el contrario por
valores igualitarios que permitirían beneficios en la aldea.
El estado tendría un papel de
restituir a los pueblos su fuero íntimo
y la trama de su historia, expropiada
por el proceso colonial y por el orden de la colonialidad modernidad,
promoviendo al mismo tiempo la
circulación del discurso igualitario de
la modernidad en la vida comunitaria.
3
Mestizaje: blanqueamiento o ennegrecimiento
Entremundos de la sangre
relativos al mestizaje. El blanqueamiento lo considera como el secuestro de la
sangre no blanca en la blancura y su cooptación en el proceso de dilución
sucesiva del rastro del negro y del indio en el mundo criollo blanqueado del
continente.
Por el contrario, el
ennegrecimiento, el aporte de la sangre blanca a la sangre no blanca en el
proceso de reconstrucción del mundo indígena y afro-descendiente-
“el segundo proyecto, comienza a
reformularse el mestizaje, como la navegación de la sangre no blanca, durante
siglos de clandestinidad, cortando por dentro y a través de la sangre blanca,
hasta resurgir en el presente de su prolongado ocultamiento en el proceso
amplio de reemergencia de los pueblos que el continente testimonio.” (RS;2015;80) El mestizo trae al indio.
4
Feminismos y colonialidad
La autora va a hacer una lectura
de la interface entre el mundo preintrusión y el mundo colonialidad modernidad,
a partir del sistema de géneros.
Esta temática le permite
desplegar la discusión actual dentro del pensamiento feminista. Identifica tres
posiciones. La primera, el feminismo eurocentrado, supone la universalidad del
patriarcado, y la posibilidad de ampliar la conquista de derechos alcanzados a
las mujeres no blancas e indias. Oyeronke Oyewumi y María Lugones sostienen la inexistencia del género
en el mundo precolonial.
La tercera posición muestra la
existencia de nomenclaturas de género en las sociedades tribales y afro-americanas.
Identifica ahí organización patriarcal aunque diferente al del género
occidental y que podría describirse como patriarcado de baja intensidad.
5
Dualidad en el mundo
de la aldea
La autora va a plantear un
patriarcado de alta intensidad y un patriarcado de baja intensidad. Toma relieve
la diferencia entre el espacio público y doméstico en el mundo modernidad
colonialidad y el mundo de las aldeas, para la asignaciones de roles y
funciones entre los géneros y los desequilibrios que se dan entre ambos.
En el párrafo que sigue presenta
dos ejemplos donde si bien hay un mundo compartimentalizado y dual de hombres y
mujeres, de espacio público y doméstico, hay pasajes de uno al otro, donde la
politicidad no es exclusivo de un solo espacio. El género está reglado dirá que
constituye una dualidad jerárquica, que aunque desigual, ambas tienen plenitud
ontológica y política.
Si bien el
espacio público del mundo de la aldea de un gran número de pueblos amazónicos y chaqueños existen
restricciones precisas a la participación y alocución femenina y es reservada a
los hombres la prerrogativa de deliberar, estos hombres, como es bien sabido,
interrumpen al atardecer el parlamento en el ágora tribal, en muchos casos muy
ritualizado, sin llegar a conclusión alguna, para realizar una consulta por la
noche en el espacio doméstico. Solo se reanudará el parlamento al día
siguiente, con el subsidio del mundo de las mujeres, que solo habla en la casa.
Caso esta consulta no ocurra, la penalidad será intensa para los hombres. Estos
es habitual y ocurre en un mundo claramente compartimentalizado donde, si bien
hay un espacio público y un espacio doméstico, la política, como conjunto de
deliberaciones que llevan a las decisiones que afectan la vida colectiva,
atraviesa los dos espacios. En el mundo
andino, la autoridad de los mallkus, aunque su ordenamiento interno sea
jerárquico, es siempre dual, involucrando una cabeza masculina y una cabeza
femenina, y todas las deliberaciones comunitarias son acompañadas por las
mujeres, sentadas al lado de sus esposos o agrupadas fuera del recinto donde
ocurren, y ellas hacen llegar las señales de aprobación o desaprobación al
curso del debate. Si es así, no existe el monopolio de la política por el
espacio público y sus actividades, como en el mundo colonial moderno. Al contrario,
el espacio domestico es dotado de politicidad, por ser de una consulta
obligatoria y porque en él se articula el grupo corporativo de las mujeres como
frente político. (RS;2015;89)
Binarismo del patrón colonial
moderno
Dirá que cualquier elemento para
alcanzar plenitud ontológica deberá ser ecualizado, conmensurabilizado a partir
de una grilla de referencia o equivalente universal. La otredad dejará de
constituir un problema al tamizarse por la grilla ecualizadora, neutralizadora
de particularidades, de idiosincrasias. “el otro-indio, el otro-no-blanco, la
mujer, a menos que depurados de su diferencia o exhibiendo una diferencia
conmensurabilizada en términos de identidad reconocible dentro del patrón
global, no se adaptan con precisión a este ambiente neutro, aséptico, del equivalente
universal, es decir de lo que puede ser generalizado y atribuido de valor e
interés universal. Solo adquieren
politicidad y son dotados de capacidad política, en el mundo de la
modernidad, los sujetos-individuales y colectivos- y cuestiones que puedan, de
alguna forma, procesarse, reconvertirse, transportarse y reformular sus
problemas de forma en que puedan ser
enunciados en términos universales, en el espacio neutro de sujeto republicano,
donde supuestamente habla el sujeto ciudadano universal. Todo lo que no pueda
convertirse o conmensurabilizarse es resto
(RS;2015;89).
El dualismo se convierte en una
variante de lo múltiple, el binarismo construye el mundo de lo uno. En el mundo
de lo múltiple no hay necesidad de reducir al mundo de la grilla universal, ni
de expulsar un resto.
“Con
la transformación del dualismo, como variante de lo múltiplo, en binarismo del
Uno –universal, canónico, neutral – y su otro –resto, sobra, anomalía, margen-
pasan a clausurarse los tránsitos, la disponibilidad para la circulación entre
las posiciones, que pasan a ser todas colonizadas por la lógica binaria. El género
enyesa, a la manera occidental, en la matriz heterosexual, y pasan a ser
necesarios los Derechos de protección contra la homofobia y las políticas de
promoción de la igualdad y la libertad sexual, como el matrimonio entre hombres
o entre mujeres, prohibido en la colonial modernidad y aceptado en una amplia
diversidad de pueblos indígenas del continente. Las presiones que impuso el
colonizador sobre las diversas formas de la sexualidad que encontró en el incanato han sido
relevadas por Giuseppe Campuzano en crónicas y documentos del siglo XVI y XVII.
En ellas se constata la presión ejercida por las normas y las amenazas
punitivas introducidas para capturar las prácticas en la matriz heterosexual
binaria del conquistador, que impone nociones de pecado al mundo aquí
encontrado y propaga su mirada pornográfica. (RS;2015;94)
Constata la caída de la esfera
doméstica del mundo de lo múltiple al mundo de lo binario produciendo un
derrumbamiento de cierta plenitud ontológica al lugar del resto o sobra.
Por último, plantea volver a la
mirada de la multiplicidad y la ruptura del imperativo de la conmensurabilidad,
de lo uno. Plantea que cuando se pretende la universalización de la ciudadanía,
y el igualitarismo de los géneros, dirá que lo que se remedia es un mal de la
modernidad. La modernidad pone con una mano lo que sacó con otra. Dirá que “a
diferencia del “diferente pero iguales” de la fórmula del activismo moderno, el
mundo indígena se orienta por la fórmula, difícil para nosotros de acceder, de “desiguales
pero distintos”. Es decir, realmente múltiplos, porque el otro, distinto, y aún
inferior, no representa un problema a ser resuelto” (RS;2015;96)
Mundo de la aldea mundo
colonialidad modernidad
Dualismo binarismo
Múltiple uno
y resto
Desiguales pero distintos diferentes
pero iguales
No hay comentarios:
Publicar un comentario