Reseña
“No va de suyo que…” es el título de tapa de
Opacidades, revista de psicoanálisis, Nro.8. La tapa contiene, además, un
cuadro multicolor con palabras que suelen condensarse en una sigla (lgbttiq ó
similar). Homosexual, transexual, lesbiana, intersex, más otras palabras
recortadas. “No va de suyo que…” queda explicitado al comienzo de la revista.
Se trata de las relaciones entre la teoría queer y el psicoanálisis. Relación
de “densa convergencia”. Relación que no hace posible pasar los temas de un
lugar al otro sin un estudio. Notará el lector de la revista que, tanto el
campo queer, como el psicoanálisis, presentan en su interior diferencias
notables. Flavio Rapisardi señala que de
activista queer a pasa a “la querencia”
Centro criollo de política de la diferencia, con una mirada local; uno de
los artículos se pregunta por una teoría queer latinoamericana, donde es
icónica la referencia a Lemebel. Del
lado del psicoanálisis, los planteos de Le Gaufey acerca de los “no hay
relación sexual”, “no hay universo de discurso”, o las referencias acerca de
los vínculos que el grupo de Flavio Rapisardi
tienen con la EOL, la APA o la
ELP, sobre el diálogo con los queer
desde el 2001.
La revista presenta la transcripción de una “Mesa Redonda: Queer y Psicoanálisis”, organizada por la
revista, realizada en la librería Hernández, en Buenos Aires, el 23 de agosto
de 2012, de la que participaron Guy Le Gaufey, Virginia Lucas, Moira Pérez,
Flavio Rapisardi, coordinada por Juan Carlos Piegari. La transcripción de una ponencia en el taller
“el amor es el despliegue de ala de lo imposible” de ELP, coordinado por Juan
Carlos Piegari, cuyo título es “Lo
inteligible y su anormal: perspectivas
queer-feministas acerca de la constitución de la (a)normalidad”, a
cargo de Moira Pérez, Licenciada en Filosofía, investigadora en teoría queer y
coordinadora del Taller de teoría Queer en la ciudad de Buenos Aires. Los siguientes artículos: Irigaray, Wittig, Butler: apostillas,
por Elisa Ponieman; Mientras Lacan
trans-citaba de Graciela Cristina Grin; Delay,
congregación en retardo de Juan Carlos Piegari; ¿Una teoría queer latinoamericana? Postestructuralismo y políticas de
la identidad en Lemebel por José Javier Maristany; A propósito del sujeto estético de Leo Bersani, por Marta Iturriza;
El psicoanálisis y el sujeto estético
por Leo Bersani; Un psicoanálisis nada
“chic” de Norberto Gómez; Lacan en la encrucijada de Guy Le Gaufey; Introducción a una genealogía del autismo,
de Marie-Claude Thomas y Los públicos de
Freud de Mayette Viltard. Fragmentos
de la presentación de M, del 27 de febrero de 1976, por Jacques Lacan.
No va de
suyo que… No va de suyo que lo queer y el psicoanálisis
lacaniano sean compatibles. No va de
suyo que el lacanismo despsicopatologice la homosexualidad, y toda la
diversidad sexual. El psicoanálisis va
desde el “no hay relación sexual”, “no hay universo de discurso”, a la idea del
“partenaire-síntoma”. No va de suyo que… ya que los planteos de la teoría queer
sobre la identificación chocan con la teleología hetero en la teoría de la
identificación freudiana. No va de suyo que… ya que hay una mirada
psicopatologizante en Lacan.
En la mesa
redonda: “Queer y Psicoanálisis”, Moira Pérez presenta algunas herramientas
que ofrece la teoría queer, con las que las personas podemos interpretar
nuestras propias experiencias cotidianas, y el mundo en el que vivimos. La
primera herramienta es la performatividad. Consiste en la reiteración de
ciertas prácticas, a partir del cual el discurso construyen realidades que nos constituyen. Permite replantear
nociones como identidad, sujeto, la idea
de la herencia, de tradición, la idea de libertad, de elección. La
performatividad no es hacer lo que queremos. La segunda herramienta, es la
desconstrucción de los binarios y la búsqueda de su genealogía, aquellas formas
en que se distribuyen lo normal y lo abyecto, un pensamiento que funcionaría
por default. La tercera herramienta es salir, aprovechar la repetición
performativa y buscar las formas no habituales, atender lo híbrido, lo
múltiple, la interrelación, la interdependencia. Estas herramientas las propone
para otros campos, además de la sexualidad. La raza, la discapacidad, la
familia.
Flavio Rapisardi, del Centro Cultural Ricardo
Rojas, que a partir de 1992, crea un Área de Estudios Queer. Por el contrario
dice que no trabaja sobre la subjetividad, dice “uno lee el canon queer que
comienza con la subjetividad; nosotros comenzamos con la política. Hay un
planteo territorial, que comienza en los 90.
Con las disputas del 2000 en Buenos Aires, crean “La querencia. Centro
criollo de política de la diferencia”. Sus núcleos de trabajo son: la relación
entre desigualdad y diferencia; la heteronormatividad obligatoria y la relación
con la explotación y opresión en la relación entre el capitalismo y la
democracia liberal; la cuestión de la subalternidad, acerca de esto dirá
prefiero un heterosexual emancipatorio a un gay fachista. Por último, reconoce
a la ELP acudió al auxilio en las discusiones del año 2001, sobre la unión
civil en la ciudad de Buenos Aires, cuando tanto la EOL, como la APA no
contestaron.
Virginia Lucas hace un recorrido a partir de
registros de carácter antropológico y literarios para interrogar al orden
simbólico, en tanto si este orden es inevitable y que por lo tanto se ratifica
en el patriarcado como una estructura inevitable de la cultura, y aquellos que
piensan que la diferencia sexual es inevitable
y fundamental, pero que su forma patriarcal puede ser contestada, promoviendo
sujetos nómades. Plantea con Butler su cuestionamiento a la afirmación de la
edipalización, en tanto presupone la paternidad heterosexual o un simbólico
heterosexual, produce el deseo heterosexual y la diferencia sexual.
Le Gaufey, se interroga acerca de la relación
teoría queer y psicoanálisis. Hace referencia a sus trabajos de traducción en
ELP de libros de estos estudios del inglés al francés. Plantea cierta coincidencia
con los escritos queer en la idea del “no hay universo de discurso”.
Significa que cuando hay universo, o conjunto cerrado, se puede dividir
indefinidamente en oposiciones binarias o más complejas. Si no hay, no puede
oponer, establecer reciprocidad, contrarios. Dirá que Lacan planteó la
diferencia entre hombre y mujer de la siguiente forma. Si niego a hombre, no
significa que sea mujer. Una negación, no constituye una afirmación. Sobre la
relación queer y psicoanálisis procede del mismo modo, también hará la misma
referencia para la práctica del psicoanálisis. Dirá sobre la psicopatología.
“No estoy tanto en contra de la psicopatología a causa del vocabulario, somos clínicos y
psicopatólogos también, pero la cuestión es primero la del universo de discurso.
Si me doy un conjunto cerrado que se llama patología o también una división
firme entre lo normal y lo patológico, puedo dividir indefinidamente, muy
detalladamente cada categoría, con diagnósticos diferenciales y todo eso, pero
si sostengo inversamente que no hay universo del discurso, puedo seguir
utilizando el vocabulario psicopatológico, pero ya no me sentiré
performativamente en la postura del psicopatólogo, siendo que cada una de sus categorías corresponde con un referente” (36).
Las apostillas de Elisa Ponieman sobre Irigaray,
Wittig, Butler evidencian el pensamiento que asimila la feminidad con la
pasividad sobretodo en la obra de Freud. Se pregunta ¿Cómo se le ha ocurrido a
Freud hablar de la sexualidad femenina? Recorre algunos textos, por ejemplo Espéculo de la otra mujer de Lucy
Irigaray, en el artículo Toda teoría del
sujeto se ha adecuado siempre a lo masculino. De Monique Wittig, El pensamiento heterosexual y otros ensayos,
define el pensamiento heterocentrado de Freud y Lévi-Strauss. De Judith Butler
toma el Género en disputa, subrayando
el género como construcción y el valor de la contingencia y lo performativo.
Mientras
Lacan trans-citaba titula Graciela Grin su artículo para situar citas
de Lacan sobre la transexualidad. La autora toma algunos momentos de la
enseñanza de Lacan donde hay una referencia sobre la transexualidad. Dirá que
algunas concepciones apuntan a un enfoque psicopatológico, “la forclusión
lacaniana” por ejemplo. El artículo señala algunas citas con las que dialoga
Lacan: Freud, Alby, Stoller. Al final cita la sesión del 8 de abril de 1975,
que permite entrever otra dirección sobre la posición de Lacan sobre la
transexualidad. Allí declara: “no sabemos qué son el hombre y la mujer… dirá no
hay ninguna posibilidad de que el humante-trans aborde jamás sea lo que sea.
Entonces, tanto vale la peregrinación sin fin”. Eso podría inscribirse en un
cambio en Lacan en el sentido del camino del feminismo, luego lesbian and gay y
luego queer. Formula una pregunta final: Al psicoanálisis lacaniano le cabe la
decisión: ¿Quedará en ese transitorio o acompañará al movimiento de estos
humante-trans que desafiaron a los dioses de la naturaleza y la cultura?
El artículo de Juan Carlos Piegari, Delay, congregación en retardo, tiene su
punto de partida en la Mesa Queer y
psicoanálisis, pasa rápidamente por las discusiones sobre
la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, de la ley de
identidad de género y de los posicionamientos de la militancia LGBTTIQ, de la
ELP, de los católicos y de otras vertientes del psicoanálisis. Señala algunos
planteos propios del psicoanálisis, desde la perspectiva de la ELP. En
particular, la psicopatologización que va de la homosexualidad y al
travestismo. Luego, pasa a abordar el contraste entre la tesis de
Lacan del “no hay relación sexual” y la antítesis de los católicos del “hay
relación sexual” y de otros que, en consonancia con estos últimos, plantean una
relación normal o más apropiada. Después,
plantea el significado de la identificación freudiana en tanto
“heterosexualmente-orientada”. En tercer lugar aborda la psicopatologización de la homosexualidad,
el travestismo y transexualismo en Lacan, a partir del análisis de tres
momentos de la enseñanza. El primero en el Seminario De un Otro al otro, el autor despeja el campo del Otro y el campo
del sujeto. Acerca del primero plantea dos formas del otro, en tanto existe y
es consistente, el Dios de los filósofos y de Descartes; y en tanto, no existe
y es inconsistente, formulado en la apuesta de la existencia de Dios en Pascal.
Tal oposición presenta un tipo de formulación diferente de la psicopatología,
en tanto que si hay universo de discurso, del lado de la consistencia del Otro,
va a ser de un modo, y si se trata de una apuesta el orden será distinto. Más
adelante retoma la pregunta acerca de si Lacan podría ponerse en alguna
confluencia con la teoría Queer. En el abordaje de este problema va a poner en
juego a dos autores entre otros. Por un lado, Jacques Alain Miller y del otro a
Guy Le Gaufey, que a partir de la cuestión planteada en Lacan, entre 1972 y
1973, acerca de los goces. Van a diferir, en tanto el primero en el Partenaire sinthome, curso de 1998 va a
sostener el binarismo, y el segundo en el libro El no todo de Lacan, dirá citando a Lacan, que la expresión goce
fálico, no efectúa ninguna división. El
artículo prosigue con los últimos años en la enseñanza de Lacan y las novedades
provenientes de Foucault, la teoría queer, y otras, y las dificultades para
descifrar si la psicopatologización del siglo XIX perduró en el XX, y si Lacan pudo desactivar entidades
psicopatológicas propuestas en su enseñanza, que si bien fueron disminuyendo en
su seminario no habrían logrado diluir los efectos que aún circulan bajo su
nombre.
Del artículo de José Javier Maristany, ¿Una teoría queer latinoamericana?:
Postestructuralismo y políticas de la identidad en Lemebel, seleccionamos
un párrafo que da con el tono del mismo:
“Lemebel replantea los discursos de la identidad,
en sus diferentes versiones, ya sea la nación, los grupos militantes de
izquierda, la democracia, el activismo gay. Se apropia de cada uno de ellos y
saca a la luz el lado oculto, la lógica de la exclusión y la violencia que hay
en todos, cuando se los atraviesa con la subjetividad periférica del
marica-mapuche-pobre. En esa conjunción en la que aflora el sujeto anómalo,
torcido, en un infinito devenir minoritario, nómade, siempre en movimiento, en
la que podemos leer la emergencia de una mirada que se acerca a lo queer de
manera rizomática, mediante innumerables raicillas que desjerarquizan la
preeminencia de las temporalidades metropolitanas”(155).
Marta Iturriza invita a la lectura de un texto que
traduce de Leo Bersani llamado “el
psicoanálisis y el sujeto estético”.
El sujeto estético de Bersani, saca al sujeto de la relación antagónica
con el objeto y lo sitúa en el lugar de la producción, que implica una
de-psicologización del psicoanálisis. Iturriza plantea que los planteos que
condensan el sujeto estético pueden colaborar
en el proyecto de de-psicopatologización de nuestra práctica.
Norberto Gómez en el artículo Un psicoanálisis nada “chic”, parece responder y advertir acerca
del sujeto estético, y analiza Palabras
sobre la histeria de Lacan en el año 1977, donde planteará que el
psicoanálisis no se rige por las palabras bellas y lo bello, sino por un
práctica sin valor, que toma el equívoco y el chiste, pero no lo bello, el
psicoanálisis no es una práctica que pretenda estafar con un encantamiento.
Lacan usa du chiqué para acercarse a esa idea. N. Gómez presenta un recorrido
del uso del término “chic”, que lo remonta a Lucio Mansilla, pasando por Lucio Vicente López y arribando a Witold Gombrowicz, quien lo va a referir contra los
poetas que abusan de cierto lenguaje perfecto, profundo, grandioso y elevado,
de una especie de malabarismo verbal.
El artículo de Guy Le Gaufey, Lacan en la encrucijada plantea la cuestión del sujeto en Lacan, y
las posibilidades de entenderlo desde las particiones que establece Foucault,
quien divide un sujeto de la experiencia, del sentido (Sartre y Merleau-Ponty)
otro del saber, de la racionalidad y del concepto (Bachelard, Canguilhem).
Lacan en la perspectiva de Le Gaufey, plantearía estas dos dimensiones en sus
formulaciones del sujeto tachado, atado al significante, dividido, que funciona
en una incomodidad vital. El autor Guy Le Gaufey es autor de El sujeto según Lacan, Buenos Aires, el
cuenco de plata, 2010.
En
la introducción a una genealogía del
autismo de Marie- Claude Thomas se plantea una discusión -que esta autora
viene sosteniendo- sobre la infancia, que parte del momento en que la niñez se
ha vuelto objeto de la ciencia, haciendo lugar a la ciencia del niño. En este
caso, también la referencia a Foucault es importante. Leo Kanner se apoya en
los trabajos de Arnold Gesell. Este último intenta la descripción del
desarrollo del niño fundada sobre millares de observaciones y registros
fotográficos, para mostrar que existen leyes generales e invencibles de
crecimiento de las cuales depende el establecimiento de las estructuras de
comportamiento. Frente al austismo la
autora plantea que en una perspectiva foucaultiana, hacer el diagnóstico de la
clínica del autismo… aquella que consiste en leer en el autismo los puntos de
resistencia al saber dominante. Va a plantear los problemas que suscita el
autismo, el diagnóstico, la psicoprofilaxis, la concepción esencialista, su
ubicación como patología de la comunicación, el conductismo y su influjo sobre
la concepción del lenguaje objetado por Lacan, el lugar del juego como
theraplay frente a estrategias terapéuticas americanas y educativas inglesas,
que por condicionamiento buscaban adaptar “pedazo por pedazo”.
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