domingo, 25 de octubre de 2015

Revista Opacidades Nro. 8 de la Ecole lacanienne psychanalyse

Reseña




“No va de suyo que…” es el título de tapa de Opacidades, revista de psicoanálisis, Nro.8. La tapa contiene, además, un cuadro multicolor con palabras que suelen condensarse en una sigla (lgbttiq ó similar). Homosexual, transexual, lesbiana, intersex, más otras palabras recortadas. “No va de suyo que…” queda explicitado al comienzo de la revista. Se trata de las relaciones entre la teoría queer y el psicoanálisis. Relación de “densa convergencia”. Relación que no hace posible pasar los temas de un lugar al otro sin un estudio. Notará el lector de la revista que, tanto el campo queer, como el psicoanálisis, presentan en su interior diferencias notables.  Flavio Rapisardi señala que de activista queer a pasa a “la querencia” Centro criollo de política de la diferencia, con una mirada local; uno de los artículos se pregunta por una teoría queer latinoamericana, donde es icónica  la referencia a Lemebel. Del lado del psicoanálisis, los planteos de Le Gaufey acerca de los “no hay relación sexual”, “no hay universo de discurso”, o las referencias acerca de los vínculos que el grupo de Flavio Rapisardi  tienen con  la EOL, la APA o la ELP,  sobre el diálogo con los queer desde el 2001.

La revista presenta la transcripción de una “Mesa Redonda:  Queer y Psicoanálisis”, organizada por la revista, realizada en la librería Hernández, en Buenos Aires, el 23 de agosto de 2012, de la que participaron Guy Le Gaufey, Virginia Lucas, Moira Pérez, Flavio Rapisardi, coordinada por Juan Carlos Piegari.  La transcripción de una ponencia en el taller “el amor es el despliegue de ala de lo imposible” de ELP, coordinado por Juan Carlos Piegari, cuyo título es “Lo inteligible y su anormal: perspectivas  queer-feministas acerca de la constitución de la (a)normalidad”, a cargo de Moira Pérez, Licenciada en Filosofía, investigadora en teoría queer y coordinadora del Taller de teoría Queer en la ciudad de Buenos Aires.  Los siguientes artículos: Irigaray, Wittig, Butler: apostillas, por Elisa Ponieman; Mientras Lacan trans-citaba de Graciela Cristina Grin; Delay, congregación en retardo de Juan Carlos Piegari; ¿Una teoría queer latinoamericana? Postestructuralismo y políticas de la identidad en Lemebel por José Javier Maristany; A propósito del sujeto estético de Leo Bersani, por Marta Iturriza; El psicoanálisis y el sujeto estético por Leo Bersani; Un psicoanálisis nada “chic” de Norberto Gómez; Lacan en la encrucijada de Guy Le Gaufey; Introducción a una genealogía del autismo, de Marie-Claude Thomas y Los públicos de Freud de Mayette Viltard. Fragmentos  de la presentación de M, del 27 de febrero de 1976, por Jacques Lacan.
No va de suyo que… No va de suyo que lo queer y el psicoanálisis lacaniano sean compatibles.  No va de suyo que el lacanismo despsicopatologice la homosexualidad, y toda la diversidad sexual.  El psicoanálisis va desde el “no hay relación sexual”, “no hay universo de discurso”, a la idea del “partenaire-síntoma”. No va de suyo que… ya que los planteos de la teoría queer sobre la identificación chocan con la teleología hetero en la teoría de la identificación freudiana. No va de suyo que… ya que hay una mirada psicopatologizante en Lacan.

En la mesa redonda: “Queer y Psicoanálisis”, Moira Pérez presenta algunas herramientas que ofrece la teoría queer, con las que las personas podemos interpretar nuestras propias experiencias cotidianas, y el mundo en el que vivimos. La primera herramienta es la performatividad. Consiste en la reiteración de ciertas prácticas, a partir del cual el discurso construyen realidades  que nos constituyen. Permite replantear nociones  como identidad, sujeto, la idea de la herencia, de tradición, la idea de libertad, de elección. La performatividad no es hacer lo que queremos. La segunda herramienta, es la desconstrucción de los binarios y la búsqueda de su genealogía, aquellas formas en que se distribuyen lo normal y lo abyecto, un pensamiento que funcionaría por default. La tercera herramienta es salir, aprovechar la repetición performativa y buscar las formas no habituales, atender lo híbrido, lo múltiple, la interrelación, la interdependencia. Estas herramientas las propone para otros campos, además de la sexualidad. La raza, la discapacidad, la familia.
Flavio Rapisardi, del Centro Cultural Ricardo Rojas, que a partir de 1992, crea un Área de Estudios Queer. Por el contrario dice que no trabaja sobre la subjetividad, dice “uno lee el canon queer que comienza con la subjetividad; nosotros comenzamos con la política. Hay un planteo territorial, que comienza en los 90.  Con las disputas del 2000 en Buenos Aires, crean “La querencia. Centro criollo de política de la diferencia”. Sus núcleos de trabajo son: la relación entre desigualdad y diferencia; la heteronormatividad obligatoria y la relación con la explotación y opresión en la relación entre el capitalismo y la democracia liberal; la cuestión de la subalternidad, acerca de esto dirá prefiero un heterosexual emancipatorio a un gay fachista. Por último, reconoce a la ELP acudió al auxilio en las discusiones del año 2001, sobre la unión civil en la ciudad de Buenos Aires, cuando tanto la EOL, como la APA no contestaron.
Virginia Lucas hace un recorrido a partir de registros de carácter antropológico y literarios para interrogar al orden simbólico, en tanto si este orden es inevitable y que por lo tanto se ratifica en el patriarcado como una estructura inevitable de la cultura, y aquellos que piensan  que la diferencia sexual es inevitable y fundamental, pero que su forma patriarcal puede ser contestada, promoviendo sujetos nómades. Plantea con Butler su cuestionamiento a la afirmación de la edipalización, en tanto presupone la paternidad heterosexual o un simbólico heterosexual, produce el deseo heterosexual y la diferencia sexual.
Le Gaufey, se interroga acerca de la relación teoría queer y psicoanálisis. Hace referencia a sus trabajos de traducción en ELP de libros de estos estudios del inglés al francés. Plantea cierta coincidencia con los escritos queer  en  la idea del “no hay universo de discurso”. Significa que cuando hay universo, o conjunto cerrado, se puede dividir indefinidamente en oposiciones binarias o más complejas. Si no hay, no puede oponer, establecer reciprocidad, contrarios. Dirá que Lacan planteó la diferencia entre hombre y mujer de la siguiente forma. Si niego a hombre, no significa que sea mujer. Una negación, no constituye una afirmación. Sobre la relación queer y psicoanálisis procede del mismo modo, también hará la misma referencia para la práctica del psicoanálisis. Dirá sobre la psicopatología.
“No estoy tanto en contra de la psicopatología  a causa del vocabulario, somos clínicos y psicopatólogos también, pero la cuestión es primero la del universo de discurso. Si me doy un conjunto cerrado que se llama patología o también una división firme entre lo normal y lo patológico, puedo dividir indefinidamente, muy detalladamente cada categoría, con diagnósticos diferenciales y todo eso, pero si sostengo inversamente que no hay universo del discurso, puedo seguir utilizando el vocabulario psicopatológico, pero ya no me sentiré performativamente en la postura del psicopatólogo,  siendo que cada una de sus categorías  corresponde con un referente” (36).
Las apostillas de Elisa Ponieman sobre Irigaray, Wittig, Butler evidencian el pensamiento que asimila la feminidad con la pasividad sobretodo en la obra de Freud. Se pregunta ¿Cómo se le ha ocurrido a Freud hablar de la sexualidad femenina? Recorre algunos textos, por ejemplo Espéculo de la otra mujer de Lucy Irigaray, en el artículo Toda teoría del sujeto se ha adecuado siempre a lo masculino. De Monique Wittig, El pensamiento heterosexual y otros ensayos, define el pensamiento heterocentrado de Freud y Lévi-Strauss. De Judith Butler toma el Género en disputa, subrayando el género como construcción y el valor de la contingencia y lo performativo.
Mientras Lacan trans-citaba titula Graciela Grin su artículo para situar citas de Lacan sobre la transexualidad. La autora toma algunos momentos de la enseñanza de Lacan donde hay una referencia sobre la transexualidad. Dirá que algunas concepciones apuntan a un enfoque psicopatológico, “la forclusión lacaniana” por ejemplo. El artículo señala algunas citas con las que dialoga Lacan: Freud, Alby, Stoller. Al final cita la sesión del 8 de abril de 1975, que permite entrever otra dirección sobre la posición de Lacan sobre la transexualidad. Allí declara: “no sabemos qué son el hombre y la mujer… dirá no hay ninguna posibilidad de que el humante-trans aborde jamás sea lo que sea. Entonces, tanto vale la peregrinación sin fin”. Eso podría inscribirse en un cambio en Lacan en el sentido del camino del feminismo, luego lesbian and gay y luego queer. Formula una pregunta final: Al psicoanálisis lacaniano le cabe la decisión: ¿Quedará en ese transitorio o acompañará al movimiento de estos humante-trans que desafiaron a los dioses de la naturaleza y la cultura?
El artículo de Juan Carlos Piegari, Delay, congregación en retardo, tiene su punto de partida en la Mesa Queer y psicoanálisis, pasa rápidamente por las discusiones  sobre  la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, de la ley de identidad de género y de los posicionamientos de la militancia LGBTTIQ, de la ELP, de los católicos y de otras vertientes del psicoanálisis. Señala algunos planteos propios del psicoanálisis, desde la perspectiva de la ELP. En particular, la psicopatologización que va de la homosexualidad y al travestismo. Luego,  pasa  a abordar el contraste entre la tesis de Lacan del “no hay relación sexual” y la antítesis de los católicos del “hay relación sexual” y de otros que, en consonancia con estos últimos, plantean una relación normal o más apropiada. Después,  plantea el significado de la identificación freudiana en tanto “heterosexualmente-orientada”. En tercer lugar aborda  la psicopatologización de la homosexualidad, el travestismo y transexualismo en Lacan, a partir del análisis de tres momentos de la enseñanza. El primero en el Seminario De un Otro al otro, el autor despeja el campo del Otro y el campo del sujeto. Acerca del primero plantea dos formas del otro, en tanto existe y es consistente, el Dios de los filósofos y de Descartes; y en tanto, no existe y es inconsistente, formulado en la apuesta de la existencia de Dios en Pascal. Tal oposición presenta un tipo de formulación diferente de la psicopatología, en tanto que si hay universo de discurso, del lado de la consistencia del Otro, va a ser de un modo, y si se trata de una apuesta el orden será distinto. Más adelante retoma la pregunta acerca de si Lacan podría ponerse en alguna confluencia con la teoría Queer. En el abordaje de este problema va a poner en juego a dos autores entre otros. Por un lado, Jacques Alain Miller y del otro a Guy Le Gaufey, que a partir de la cuestión planteada en Lacan, entre 1972 y 1973, acerca de los goces. Van a diferir, en tanto el primero en el Partenaire sinthome, curso de 1998 va a sostener el binarismo, y el segundo en el libro El no todo de Lacan, dirá citando a Lacan, que la expresión goce fálico, no efectúa ninguna división.  El artículo prosigue con los últimos años en la enseñanza de Lacan y las novedades provenientes de Foucault, la teoría queer, y otras, y las dificultades para descifrar si la psicopatologización del siglo XIX perduró en el XX, y si  Lacan pudo desactivar entidades psicopatológicas propuestas en su enseñanza, que si bien fueron disminuyendo en su seminario no habrían logrado diluir los efectos que aún circulan bajo su nombre.
Del artículo de José Javier Maristany, ¿Una teoría queer latinoamericana?: Postestructuralismo y políticas de la identidad en Lemebel, seleccionamos un párrafo que da con el tono del mismo:
“Lemebel replantea los discursos de la identidad, en sus diferentes versiones, ya sea la nación, los grupos militantes de izquierda, la democracia, el activismo gay. Se apropia de cada uno de ellos y saca a la luz el lado oculto, la lógica de la exclusión y la violencia que hay en todos, cuando se los atraviesa con la subjetividad periférica del marica-mapuche-pobre. En esa conjunción en la que aflora el sujeto anómalo, torcido, en un infinito devenir minoritario, nómade, siempre en movimiento, en la que podemos leer la emergencia de una mirada que se acerca a lo queer de manera rizomática, mediante innumerables raicillas que desjerarquizan la preeminencia de las temporalidades metropolitanas”(155).
Marta Iturriza invita a la lectura de un texto que traduce de Leo Bersani llamado “el psicoanálisis y el sujeto estético”.  El sujeto estético de Bersani, saca al sujeto de la relación antagónica con el objeto y lo sitúa en el lugar de la producción, que implica una de-psicologización del psicoanálisis. Iturriza plantea que los planteos que condensan el sujeto estético pueden colaborar  en el proyecto de de-psicopatologización de nuestra práctica.
Norberto Gómez en el artículo Un psicoanálisis nada “chic”, parece responder y advertir acerca del sujeto estético, y analiza Palabras sobre la histeria de Lacan en el año 1977, donde planteará que el psicoanálisis no se rige por las palabras bellas y lo bello, sino por un práctica sin valor, que toma el equívoco y el chiste, pero no lo bello, el psicoanálisis no es una práctica que pretenda estafar con un encantamiento. Lacan usa du chiqué para acercarse a esa idea. N. Gómez presenta un recorrido del uso del término “chic”, que lo remonta a Lucio Mansilla, pasando por  Lucio Vicente López y arribando a Witold  Gombrowicz, quien lo va a referir contra los poetas que abusan de cierto lenguaje perfecto, profundo, grandioso y elevado, de una especie de malabarismo verbal.
El artículo de Guy Le Gaufey, Lacan en la encrucijada plantea la cuestión del sujeto en Lacan, y las posibilidades de entenderlo desde las particiones que establece Foucault, quien divide un sujeto de la experiencia, del sentido (Sartre y Merleau-Ponty) otro del saber, de la racionalidad y del concepto (Bachelard, Canguilhem). Lacan en la perspectiva de Le Gaufey, plantearía estas dos dimensiones en sus formulaciones del sujeto tachado, atado al significante, dividido, que funciona en una incomodidad vital. El autor Guy Le Gaufey es autor de El sujeto según Lacan, Buenos Aires, el cuenco de plata, 2010.
En la introducción a una genealogía del autismo de Marie- Claude Thomas se plantea una discusión -que esta autora viene sosteniendo- sobre la infancia, que parte del momento en que la niñez se ha vuelto objeto de la ciencia, haciendo lugar a la ciencia del niño. En este caso, también la referencia a Foucault es importante. Leo Kanner se apoya en los trabajos de Arnold Gesell. Este último intenta la descripción del desarrollo del niño fundada sobre millares de observaciones y registros fotográficos, para mostrar que existen leyes generales e invencibles de crecimiento de las cuales depende el establecimiento de las estructuras de comportamiento.  Frente al austismo la autora plantea que en una perspectiva foucaultiana, hacer el diagnóstico de la clínica del autismo… aquella que consiste en leer en el autismo los puntos de resistencia al saber dominante. Va a plantear los problemas que suscita el autismo, el diagnóstico, la psicoprofilaxis, la concepción esencialista, su ubicación como patología de la comunicación, el conductismo y su influjo sobre la concepción del lenguaje objetado por Lacan, el lugar del juego como theraplay frente a estrategias terapéuticas americanas y educativas inglesas, que por condicionamiento buscaban adaptar “pedazo por pedazo”.

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